24 de agosto de 2010

¡¡¡ CHILE !!!

(Este es un relato escrito el 30 de marzo de 2007 en San Juan, Puerto Rico cuando iba a tomar el vuelo a Boston, USA).

El día comenzó temprano, me dormí cerca de las 3 de la mañana y me desperté con la llamada de mi madre a las 5 de la madrugada desde Osorno. Pienso que sea cual sea el lugar del mundo en que me encuentre, siempre necesitaré de mi madre para las cosas elementales de la vida. Llamó mi madre, me despertó, le dije que la amaba y volví a la cama a estar unos minutitos más en la cama. Estaba de noche, pero como siempre no hacía frío, llovía un poco.

Salí del apartamento, fui a la cafetería para comprar un sándwich, pero estaba cerrada, así que comencé a caminar las 5 cuadras que me separaban de la parada de las guaguas. Pasó poco más de un minuto cuando comenzó a llover fuertemente, tanto que a los dos minutos, ya se me habían pasado ambas zapatillas y el pantalón era un trapo mojado. Recordé los días cuando llegaba de regreso del colegio, recordé mi querido Osorno y mi añorado hogar.

Fuera de estos recuerdos, tenía mucha rabia, estaba enojado con la lluvia… llegué a la parada, un minuto después, la lluvia se detuvo completamente. Pensé que el viaje comenzaba mal, sin duda, si estaba mojado como una sopa… pero una insignificante lluvia no iba a “aguar” mis entusiasmos.

Una vez dentro de la guagua, comenzó la batalla con mi mochila para sacar los otros zapatos que estaban conmigo, otras calcetas y otros pantalones. Durante el recorrido del bus, me cambié las calcetas y hasta me sequé los pies con la toalla. Llegué al aeropuerto y busqué un baño para cambiarme de pantalón, que, por supuesto, no me lo había cambiado en la guagua.

La espera no fue tan larga, di una vuelta por ahí, me comí un completo, más bien un incompleto por $1.650, que tenía la salchicha y el pan… sería todo, suficiente para alimentar a los obesos gringos.

Antes de subir, hay que hacer la última fila para abordar. A pasos del avión te preguntan ¿de qué país es usted? En ese preciso momento es cuando surge un sentimiento algo especial, como que baja todo el amor a la patria, como que uno se siente distinto por ser de otro país, se siente bien de no ser gringo como la mayoría de la gente del vuelo… orgullosamente, con fuerza y con un vozarrón digo ¡¡¡CHILE!!!

El oficial coteja el pasaporte y la visa para verificar que esté todo en orden. Sin duda, que para el oficial mirar un pasaporte de un chileno es lo menos importante que le pasó en el día, o simplemente es un trámite más que tiene que hacer, pero para mi fue un momento especial en el que uno siente que representa a todo el largo y angosto pedazo de tierra que está al fin del mundo…