21 de agosto de 2011

El ilusorio impacto de AIESEC en la sociedad.




India, agosto, 2010. AIESEC creó la visión 2015 para guíar a la organización en los siguientes años en cada uno de los países que está presente y seguir ¨impactando positivamente¨ en la sociedad, con el fin de adaptarse a los cambios que vive el mundo y cada realidad local. Una de las frases notables, es ¨ser la voz global más creíble y diversa entre los jóvenes¨.

Chile, agosto, 2011. Estamos viviendo uno de los movimientos sociales de mayor envergadura desde la vuelta a la democracia. Un movimiento liderado por jóvenes universitarios, incrementado por secundarios y que ha trascendido a todos los sectores, que tiene al Gobierno desequilibrado y alcanzando una importante cobertura internacional. Todo hecho por jóvenes.

Qué ha hecho la que debe ¨ser la voz global más creíble y diversa entre los jóvenes¨? Qué ha dicho al respecto? Nada… o quizás dijo algo en alguna parte, pero está lejos, lejísimo de ser un referente entre los jóvenes chilenos.

La visión 2015 es ambiciosa, pero en la práctica no considera la realidad. Para ser la voz global, claramente tenemos que comenzar por casa, y ser un referente en cada universidad, ciudad, país o región en la que estamos. Al menos, eso en Chile, está lejos de serlo y me parece que ni siquiera es una preocupación de sus líderes.

Porque me siento orgulloso de ser un AIESECer, estos simple hechos me han llevado a cuestionarme cuál es realmente el ¨impacto positivo¨ que con AIESEC hacemos en la ¨sociedad¨? Qué es lo que realmente buscamos al declarar que queremos ¨ser la voz global más creíble y diversa entre los jóvenes¨? Es simplemente un discurso convocante redactado de una forma capciosa pero absolutamente falto de contenido? Me referiré sólo a mi país, pero algo me hace pensar que es aplicable a otros países.

AIESEC logra un impacto positivo en los individuos, pero no en la sociedad en su conjunto. Es muy rebatible el concepto de sociedad que entiende AIESEC, pero por el ánimo de sus fundadores, el espíritu de nuestra misión y por la fuerza que propone la visión 2015, me da a entender que se refiere más a una sociedad que no se limita a lo privado, sino que lo incluye, que va más allá, interviniendo e impactando en lo público, haciendo grandes cambios en cada localidad que está presente, cambiando el mundo como nos enseñan y enseñamos en nuestras primeras sesiones introductorias.

Esta es la eterna excusa para explicar lo inexplicable: ¨nosotros no somos asistencialistas e impactamos de una forma indirecta en la sociedad, sí impactamos directamente en nuestros miembros para que ellos cuando salgan de la organización sean líderes y agentes de cambio que impacten positivamente en la sociedad¨.

Dos cosas al respecto. Uno: en Chile no existen esos agentes de cambios que impacten en la sociedad, la mayoría son emprendedores o exitosos empresarios que con sus negocios logran un impacto a un limitado nivel privado, pero lo público ni siquiera aparece.

Dos: Hay muchas organizaciones que logran lo que nosotros supuestamente haremos sin necesidad de esperar salir de la organización. Sus miembros impactan desde dentro de la organización y siguen impactando una vez que salen. Nosotros no hacemos ni lo primero ni lo segundo (aunque supuestamente lo haremos en un futuro cuando seamos reales agentes de cambios). Nos creemos el cuento de anti-asistencialistas y de impacto indirecto.

No quiero ser el típico mal agradecido que una vez que sale de una organización encuentra que está todo malo y que no sirve para nada. Eso lo rechazo totalmente. Gran parte de lo que soy se lo debo a AIESEC, lo que he aprendido es invaluable. Quiénes aprovechamos la experiencia de AIESEC, logramos un dominio de muchas habilidades y herramientas gerenciales y empresariales, el mundo no nos parece tan grande y logramos un gran entendimiento multicultural.

Cómo se ve el impacto en los individuos que pasan por AIESEC es altísimo, pero no en la sociedad, ni siquiera nos preocupamos de los temas que escapan a nuestra visión o metas. Yo mismo fui parte de esto, en más de 3 años de trabajo, nunca tuve una discusión o hicimos alguna propuesta de algo que aspirara a cambiar una realidad de mi país, nos limitamos a envíar a más chilenos al extranjero y hacer que más foráneos vengan a Chile. 

Excusas pueden haber muchas, pero me da la impresión que para querer cambiar el mundo, hay que comenzar por saber qué es es lo que ocurre en él, reflexionar, discutir y ver la posibilidad de estructurar propuestas para ello. Es muy hipócrita decir que no es el foco de la organización, que eso es responsabilidad y de interés de cada uno, cuando nos llenamos la boca y nos autoconvencemos que somos los llamados a cambiar el mundo.

De esta forma, me parece que AIESEC no es leal al declarar su  ¨slogan¨, no es veraz al declarar su visión y no es sincero con su convocatoria al decir que es un espacio de formación de futuros líderes que impacten positivamente en la sociedad.

Todo este se queda chico, el trabajo se limita exclusivamente a lo privado y ni se preocupa de lo público. Formamos grandes líderes con capacidades gerenciales y empresariales, pero no a líderes que sean capaces de formular propuestas que nos puedan convertir en ¨la voz global más creíble y diversa entre los jóvenes¨.

Dentro de AIESEC, deberíamos leer más diarios, discutir sobre contingencia en nuestros congresos, participar en los temas país, elaborar propuestas a los problemas que existen en nuestras localidades: con la posibilidad de tener información y experiencia de más de 100 países,  imaginen la propuesta educativa que AIESECers podrían haber hecho al Gobierno de Chile!!!

AIESEC tiene una propuesta rica y original, cumple una labor invaluable y forma grandes administradores, vendedores, empresarios y emprendedores, pero no seamos ingenuos ni nos compremos la idea que con nuestro trabajo en AIESEC estamos impactando positivamente en la sociedad o estamos cerca de cambiar el mundo. Eso es vivir dentro de una gran burbuja. No es necesario salir de AIESEC para saber que hay un mundo afuera que tiene necesidades reales, que necesita recambio generacional,  jóvenes líderes de verdad…

Los que están a tiempo, compren una aguja, son baratas, pinchen la burbuja y hablamos…

1 de agosto de 2011

Creo en la Política, Me Sumo a la DC.



Creo firmemente en las instituciones como medio para pensar y ejecutar los grandes cambios que las sociedades van necesitando en los determinados momentos que van viviendo. Creo en las instituciones y sus actores como la forma en que las personas ven reveladas sus intenciones de una mejor sociedad.

Una de esas instituciones sociales, son los partidos políticos, entendidos estos  como una manifestación de las convicciones individuales en un proyecto colectivo. Creo en la política como una forma honorable de servicio a los hombres y mujeres que integran nuestro país. Creo que es en los partidos políticos, donde por excelencia los individuos nos hacemos responsables de esos hombres y mujeres.

Hoy, más que nunca, se necesitan jóvenes que integren activamente la política, que dejen de ser meros espectadores y que estén donde las papas queman. Que sean actores claves en los cambios que se necesitan, el complemento re-generacional es urgente y necesitamos más jóvenes participando en los partidos políticos. Yo quiero ser parte de esos jóvenes que en todo estén dispuestos a amar y servir.

Me sumo a la DC porque creo firmemente en sus principios y valores, porque me veo representado por el humanismo cristiano, por la Doctrina Social de la Iglesia y sobre todo por la opción preferencial por los más pobres y necesitados. Al declarar esto, me comprometo a tenerlos presente en todo momento, a que éste sea el horizonte y fin último de mi actividad política. A levantar la voz junto a otros que estén dispuestos a dejar la comodidad y conformidad por construir un mejor Chile.

Me sumo a la DC haciéndome plenamente responsable de su pasado y presente, de sus aciertos y errores, pero sobre todo pensando en el futuro, en lo que este grupo de jóvenes estamos dispuestos a entregar por servir a Chile y terminar con las desigualdades que hoy vivimos.

Me sumo a la DC porque quiero que vuelva a ser el partido de los jóvenes, trabajadores y  de la gente, el verdadero partido popular. Que sea el símbolo de la forma que hay que hacer la política, estando con y para la gente, escuchándolos y haciendo parte sus preocupaciones. No diseñando estrategias desde arriba, sino que construyendo día a día junto a quiénes lo necesitan. Con políticos con

Me sumo a la DC, porque hacer latente la opción preferencial por los pobres hoy en día significa exigir coherencia por las altas desigualdades que afectan a nuestros hombres y mujeres: un sistema binominal que fortalece la disparidad; un sistema tributario que no grava a los que más tienen de una manera justa; un sistema educacional que desde pequeños limita nuestras oportunidades dependiendo del lugar donde nacimos…

Me sumo a la DC porque no estoy solo, somos muchos y queremos hacerlo comunitariamente con un fuerte testimonio ético. Venimos a levantar la voz con fuerza, valentía, convicción y coherencia, la misma que tendremos al momento de tomar espacios de poder y representación dentro del partido y del país.


2 de mayo de 2011

Confieso que soy un Adicto y que he sido un Abusador.


Semanas atrás estuve en mi ciudad natal Osorno junto a mi familia. En una de las tantas insuperables conversaciones que periódicamente tengo con mi hermanita Antonia de 5 años, hubo una, que a pesar de ser obvio y sabido por todos, no dejó de atraparme profundamente: ¨Nicolás, ¿trajiste Los Simpsons en tu pendrive para verlo ahora porque en la tele comienza más tarde?¨. Inmediatamente respondí que sí y disfrutamos algunos capítulos.

Mientras miraba a Homero, pensé en las grandes diferencias de sólo 20 años atrás y en cómo desde niños y todas las generaciones estamos cambiando nuestros hábitos. (parte especial para chilenos: uno de esos cambios que se desvía de la discusión, pero que es divertido recordar, es que para ver a la familia Simpsons en Chile debías tener padres que fueran modernos que te los permitieran ver, que además te dejaran quedarte despierto un viernes por la noche y que el sueño no te alcance una vez que terminara Video Loco. Si cumplías esas tres condiciones podías disfrutar de un capítulo por semana….y con mi hermana vimos 1 mes de capítulos en una tarde sin ningún esfuerzo de su parte!!).

No hay que ser erudito para reconocer la revolución que ha significado la tecnología e internet, sus ventajas y beneficios saltan a la vista, pero resulta interesante reflexionar acerca de algunos cambios que parecen no tan positivos. 

Gran parte de mi generación, durante o, los más inteligentes, después del desayuno debemos religiosamente revisar mails, facebook, twitter, diarios y algunos artículos interesantes de revistas… y así se nos pasa el día entre trabajo y mails, chat, información al minuto de lo que sucede en cualquier parte del mundo y leyendo mucha pero mucha información interesante en todo momento… si lo último que hacíamos antes de ir a dormir era lavarnos los dientes, ahora los más adictos antes de dormir revisamos los mails de la noche o alguna noticia que haya ocurrido por ahí, como si fueran tan importantes y no pudieran esperar 8 horas. El resultado del día es un exceso de información, con un bajísimo o casi nulo índice de reflexión, cuestionamiento o discusión. 

A pesar de que me gustaría tener un iPhone o Blackberry por los beneficios distintos a las llamadas, los teléfonos móviles son mis peores enemigos (debo haber perdido una decena y tengo más llamadas perdidas que contestadas), simplemente los aborrezco.  El que no tiene celular o simplemente no lo contesta es un mal educado, cuando antes si uno llamaba a la casa de alguien y la persona no estaba, simplemente no estaba y había que llamar más tarde, así de simple. Las citas se coordinaban verbalmente o con una simple llamada, y me parece que éramos más puntuales. Ahora hay que avisar desde que uno sale, cuando está llegando, cuando llegó y cuando no ve a la persona (ya que no hay tiempo para buscarla con la vista). Una vez que te reúnes, normalmente las charlas son interrumpidas por las llamadas y mensajes recibidos.

Hoy en día no tenemos tiempo, obviamente cuando chico las responsabilidades eran menores, pero a pesar de eso, ahora nunca tenemos tiempo, debemos estar disponibles en todo momento y en todo lugar para todos.  

Este exceso de información y falta de privacidad, creo que ha influido en que muchos de los niños y jóvenes que abusamos de Internet y estamos online todo el día, usemos menos nuestra capacidad de reflexión y crítica, tengamos menos espacios individuales para pensar. Me asusta que los infantes como mi hermanita no imaginen y sueñen tanto como lo hacíamos nosotros, quizás este exagerando, pero ese pequeño diálogo con Antonia encendió una alarma.

Urge encontrar espacios individuales, salir a caminar o correr, escribir, apagar algunas horas al día los celulares, desconectarse de Internet y hacer las cosas que hacíamos cuando niños sin la tecnología que hoy tenemos. Confieso que soy adicto y que he sido un abusador de Internet, pero ya he reconocido la patología, lo que es un pequeño paso adelante…

6 de abril de 2011

Perder Una Elección (otra).


Con la experiencia de haber participado en más de 10 elecciones en diferentes instancias con una balanza aún inclinándose a mi favor, recuerdo cada una de ellas con un sentimiento especial, sin embargo las derrotas son las que sirven para afrontar el futuro, son las que uno analiza más, las que trata de encontrar la explicación número 765, por las que uno se desvela, las que hacen replantearse muchas cosas. Recuerdo muy cercanamente dos derrotas particulares, que, a pesar de las obvias diferencias, tienen muchos elementos comunes.

La primera de ellas fue el año 97, cursaba el penúltimo año de la enseñanza básica en mi grandioso Colegio San Mateo y se elegía al presidente del centro de alumnos para los estudiantes entre 10 a 14 años, un cargo simbólico, pero no menos importante. Había un candidato que corría con seguridad al triunfo, pero a pesar de eso, con mis inmaduros 12 años decidí postular y junto a mis amigos más cercanos montamos una gran campaña con afiches, logos, slogan y un ilegal pintado de murallas del colegio (que tuve que limpiar con mis propias manos, a pesar que yo me enteré del rayado cuando me llamaron de Dirección). La derrota fue mejor de lo esperado, avancé a segunda ronda y ahí me dieron una paliza.

La segunda derrota fue hace casi dos meses, se elegía al presidente de AIESEC para Argentina, Chile y Uruguay, una organización con más de 50.000 miembros en el mundo y con casi 1.000 en los países enunciados. En el papel suena como un cargo muy relevante. Sin haber participado en la primera ronda (donde no se eligió a ninguno de los dos candidatos, lo que obligó a abrir postulaciones), con muchas dudas e inseguridades decidí postularme en la segunda. Fuimos 3 candidatos, volví a perder en una segunda ronda, esta vez por un estrecho margen de votos.

Una interesante campaña del voto responsable en Argentina.

Una elección popular viene acompañada de una exposición pública de las capacidades, fortalezas y sobre todo debilidades de los candidatos. Al inscribir un nombre en una cartola de votación cualquier persona se siente con el derecho de hacer una evaluación subjetiva ligera y escueta de la persona, la conozca o no, basado principalmente en la primera impresión (quizás considere la segunda o tercera). Saludos, reacciones y detalles en el comportamiento son claves para la evaluación final.

Un hecho que no es nada nuevo, pero que no deja de llamarme la atención dada la experiencia en las derrotas enunciadas, en los triunfos obtenidos y en múltiples conversaciones, es que los criterios de elección de los votantes no varían mucho cualquiera sea la organización, la madurez del electorado, la forma en que se aborde la campaña o las propuestas. Independiente de cualquier propuesta, conocimientos o títulos, la evaluación subjetiva ligera y escueta de la persona, a la que me referí anteriormente, es la que termina decidiendo el voto (obviamente esto no aplica a la política dura, donde la pertenencia a un partido determina la elección).

O mejor dicho, en general, a los votantes no les interesan las propuestas (razón), no las leen, no las cuestionan, sino que lo fundamental es la experiencia individual que se tenga con ese candidato o lo que otra gente tenga como primera impresión (corazón). Con justa razón y siendo bien original, alguien puede decir que lo mejor es buscar el perfecto equilibrio entre la razón y el corazón: ser carismático y tener una buena estrategia, asegura un buen resultado.

No estoy totalmente de acuerdo con esto, lo fundamental en este tipo de elecciones es el corazón de los votantes. Cuando se tiene ganado, las propuestas no son importantes, es más, creo que el elector que tiene una buena evaluación subjetiva, por más responsable que sea, es más probable que lea las del otro candidato, pues subentiende que las del que capturó su corazón son buenas. En cambio, cuando hay una mala evaluación subjetiva, el votante responsable las leerá, pero posiblemente no les termine gustando pues su corazón no las acompaña.


Entonces, es lamentable decirlo, pero un candidato con una alta evaluación subjetiva puede ganar por lejos sin ni siquiera tener propuestas o un plan de trabajo aceptable. Ser simpático, divertido o no levantar mucho la voz puede ser más relevante que cualquier estrategia o propuesta.

Recordando mi experiencia tanto en las derrotas como en los triunfos, donde la evaluación subjetiva fue alta, llego a la misma conclusión. A pesar de todo lo expresado, seguramente seguiré participando activamente en elecciones, aunque probablemente la siguiente sea en política, un tanto más complejo de analizar…